domingo, 23 de agosto de 2009

Pedro Mari ve electroduendes por doquier (2)

Pedro Mari observa a la gentes que le rodea en el barrio-calle. Hoy se ha levantado contento, siente una bocanada placentera en el pecho, de tal modo que ha decidido hacer el saludo al sol, un ejercicio de yoga que le encanta hacer.

Hace el café con lentitud, saboreando los pasos, escuchando los sonidos del exterior y del interior. Intenta recordar lo que ha atesorado en la memoria a lo largo de la semana, de cabeza ha ido interiorizando momentos: la mujer que compraba en el bazar del barrio, enfundada de misterio detrás de unas gafas de sol, la cartera que saluda a los del lugar con un leve gesto de cabeza, ella le trae las cartas de amor al espía que no revela nada de su vida sentimental, y sin embargo su discurso es el propio de un chulo de taberna(cuenta historias inventadas, seguramen te).

La cartera ha traído alguna carta desde Cuba, y un paquete que algunos aseguran que es un bonsái, un baobab. En este barrio todo se habla, los únicos secretos que se mantienen serán los del cura: un jovenzuelo de 23 años que acaba de salir del seminario, y los de los que mantienen el talento de la discreción natural. Tal vez nunca lo sepamos pero la carta de cuba será de alguno de ésos.

El olor del café inunda la casa de Pedro, mira a través de la ventana, respira la alegría del momento y se promete lentitud para todo el día, no quiere prisas, sólo aprovechar la energía de su cuerpo para andar y pensar como los electroduendes, preguntarse como ellos acerca de lo que les rodea, desear amablemente lo que les hace felices.

Alguien en el barrio encontró inspiración en un mensaje de móvil, lleva varias semanas componiendo pequeños poemas acerca de la impresión y el contexto de ese mensaje. Va 120 poemas que son variaciones del mismo tema. Alguna tarde le ha enseñado algunos al poeta, que le miente piadosamente acerca de la calidad, pero ¡qué importa al final la calidad si es una búsqueda! mientras no se crea lo que no es.

Pedro va a la taberna que abre a partir de las doce del mediodía, justo a la hora en que se levanta el espía. Allí se toma un agua helada y escucha a los que pisan el escenario de la comedia diaria: cuando comienza a contar batallitas el espía él piensa en La Bola de cristal:





"Queremos que nos cuenten cuentos "


No quiero reirme de la bruja avería. En este barrio puede transcurrir cualquier cosa que ataña a los humanos. Este dichoso espía cuenta siempre las mismas historias y además las confunde porque no coincide, pero al fin y al cabo es agradable también escucharle, es divertido tomarle como referencia. Merece la pena. Mientras tanto nadie sabe que la carta de Cuba y el bonsái es para mí. Yo sí que le guiño el ojo a la cartera cuando viene, ella me entiende y sigue mis relaciones epistolares, junto con Roberto, el otro ayudante de reparto. Gracias Leonor por traerme sorpresas desde tan lejos.




3 comentarios:

  1. Pues ya puestos... pide a tu querida amiga de la Isla Bonita que te mande la receta del mojito!
    Lo mismo ves acercarse, bueno, tú no, Pedro Mari, a la abnegada empleada de Correos cantando el "Asturriasss patrrriaaa querrridaaa" y...

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  2. Cualquier día de estos la cartera se embriaga con la formula del mojito que ha encontrado en internet y...viva la borrachera locuaz e íntima, como diría la bruja avería.

    Un saludo Edurne.
    Helenopez

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  3. Hola, hola, hola, monsieur. Lo primero aclarar una duda extrema que me ha entrado. Supongo que ya sabe que detrás de este sinvergüenza existe un amante ecologico-urdaibaiense; ¿verdad? Creo que sí, pero porsiacasoooooooo. :-)
    Anda con Pedro Mari, que si no fuera por la carta uno diría que es un habitante del caribe. Veo que pasa por la vida lasai lasai el tío. Que envidia tu. Yo tambien quiero.
    Lo de ver electroduendes que se lo mire. No vaya a ser que los mojitos le esten jugando una mala pasada. Un saludo.

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